A pesar de que ha pasado el tiempo, hay noches en
las que aún sigues siendo el tema preferido para
pasear por mi cabeza justo antes de dormir, y es
en ese momento, cuando mi espina dorsal
despierta y siente un cosquilleo capaz de volver mi
piel más sensible que de costumbre. Es entonces,
cuando hasta el roce de la sábana me molesta, por
que soy consciente de que la importancia que todo
aquello merecía, solamente se la otorgaba una
parte, y no eras tú quién se la daba. Me invade la
rabia, y aunque hace días que no ocurre, aun no
puedo descartar que de mis ojos broten pequeñas
gotas saladas que acaben resbalando por mis
mejillas sin un destino concreto. Y no es que me
arrepienta, simplemente, quiero que llegue ese
momento en el que se convierta en capacidad el
poder olvidar. El dejar de buscarte en otros ojos.
Dejar de sentir tu vacío. Tu esencia no está en
otras conversaciones, ni lo estará. No va a llegar
nadie que alcance tu nivel. Por eso mismo, quiero
que te quedes paseando por mi cabeza, pero como
algo pasado, anclado ahí, en un lugar sin retorno,
sin la más mínima esperanza de poder recuperar
todo aquél tiempo. Sin tener que seguir siendo
quién no soy. Nunca olvidarte, pero si poder pasar
página. Solamente eso. Que las manecillas del reloj
avancen a un ritmo mucho más rápido, por que a
su ritmo normal, el tiempo, no está sirviendo de
nada.
miércoles, 9 de octubre de 2013
En un lugar sin retorno ...
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