¿Cómo
podemos elevar hacia Dios nuestros momentos más oscuros, más deprimidos y
solitarios? ¿Cómo podemos orar cuando nos sentimos tan profundamente solos,
desamparados, y todo nuestro mundo parece estar derrumbándose?
Podemos aprender de Jesús y de
cómo él oró la noche antes de su muerte en el Huerto de Getsemaní, en su hora
más oscura: Era tarde en la noche, acababa de tener su última cena con sus
amigos más cercanos, y tenía una hora para prepararse para enfrentar a su
muerte. Su humanidad se abre paso y Jesús se encuentra postrado en el suelo,
pidiendo una vía de escape. Así es como los Evangelios lo describen:
Jesús se retiró de sus
discípulos, aproximadamente a un tiro de piedra de distancia, y se tiró al
suelo y oró. "Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti, si
quieres, pasa de mí esta copa. Sin embargo, que se haga tu voluntad y no la
mía".
Al regreso encontró a sus discípulos durmiendo. Así que se retiró
otra vez y oraba con una angustia aún más intensa, y su sudor caía a tierra
como grandes gotas de sangre. Cuando se levantó de la oración, fue a donde
estaban los discípulos y los encontró dormidos por pura tristeza. Y él les
dijo: "¿Por qué están durmiendo? Levántense y oren para que no sean puestos
a prueba."
Y él oró por tercera vez, y un ángel vino y lo fortaleció, y se
levantó para enfrentar con fuerza lo que le esperaba.
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