Hay una frase preciosa del
Nuevo Testamento, cuando Pablo, hablando del amor, afirma
contundentemente: "El amor no
guarda rencor", o sea, no pasa factura Por eso me gusta decirle a la
gente que vive imaginándose la «otra vida» con tintas tenebrosas :
"Ustedes van a quedar
muy desilusionados cuando lleguen allá arriba y descubran que no hay
pecado que
no pueda ser perdonado por Dios". Y viene a cuento la siguiente historieta:
Una mujer que
afirmaba estar teniendo encuentros con Dios fue a pedir consejo al Obispo. Él le
recomendó:
-Hija, usted puede estar creyendo en
ilusiones. Debe entender que, como Obispo de la diócesis, yo soy quien puede
decidir si sus visiones son verdaderas o falsas.
-Sí, Excelencia.
-Ésa es mi responsabilidad, es
mi deber.
-Perfectamente, Excelencia.
-Entonces, deberá hacer lo que le ordene.
-Lo haré, Excelencia.
-Pues escuche: la próxima
vez que Dios se le aparezca, como dice que se le aparece, usted le va a decir: "Por
favor, revéleme los pecados personales y privados del señor Obispo".
Si se los dice, entonces se trata realmente de Dios. así que vaya y
después me cuenta.
Al mes, la mujer volvió a entrevistarse con el Obispo, y éste le preguntó:
-¿Dios se le apareció de nuevo?
-Creo que sí....
-¿Le hizo la pregunta que le
ordené?
-¡Por supuesto!
-¿Y qué dijo Dios?
-Él me dijo que le dijera a Ud dos
cosas: La primera que él ya se olvidó de todos sus pecados.Y, segundo,
que deje de andar permitiendo que lo traten de excelencia porque su
misión como obispo es servir, no ser servido.
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