Las hebras que unen la piel a nuestra alma no siempre son mechas que
enciendan la pasión, en ocasiones son simplemente sedosos hilos que entrelazan
dos cuerpos con una ternura especial.
Ternura como la que se causa al sentir tu cuerpo desnudo después de hacer el
amor, cuando me llamas cerca y me pides que te abrace.
Un abrazo en el que cada poro de nuestros cuerpos que se rozan trasfiere la
calidez de nuestros cuerpos y los sentimientos de nuestras almas.
Almas que en ese estado sublime se escapan en suspiros y regresan con suaves
caricias mientras nuestros ojos se cierran.
Ojos que se cierran del cansancio para dormir compartiendo ese mundo que por
horas hemos creado alrededor nuestro.
Mundo en el que velo tu sueño, descansa la pasión y se alimenta por la piel
nuestro amor.
#almaypiel
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